No sé dónde estás.
Tampoco sé si quiero saberlo,
pero no lo sé.
No estoy acostumbrado a no hacerlo.
Soy nuevo en esto de buscar.
No sé dónde estuviste,
dónde coño te metiste.
En la cueva más sórdida
y podrida posible, imagino.
Saliste de ahí oliendo a decepción,
y a sudor, y a vino.
No sé dónde estarás mañana.
Sólo informarte de que
hay una orden de busca y captura
en la cabecera de mi cama;
han puesto precio a tu cabeza.
Pero tú, prófuga,
tú ya estarás muy
lejos.
Tú ya cruzaste la frontera.
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