Vuela, águila.
Despliega tus alas inmaculadas
y despega
ya exenta de cualquier atadura,
de cualquier bozal.
Servidor
-cuervo gris y corroído-
te observará marchar.
Y aunque se halle hundido,
descompuesto y desvalido,
no vuelvas la vista atrás.
Porque él te ama
y ha jurado no olvidarte nunca
aún sabiendo que
el amor entre un águila
y un cuervo
nunca llegaría a despegar.
lunes, 11 de febrero de 2013
Eutanasia
Será mejor que se apaguen ya
las velas;
es hora de dormir.
Será mejor desconectar
-ya como medida de supervivencia-
la bomba que inyecta
rubor a tus mejillas.
El motor que te hace sonreír,
que te da la vida
y que da sentido a la mía.
El amor es pura y meramente
una afirmación darwinista:
sólo el más fuerte sobrevive.
las velas;
es hora de dormir.
Será mejor desconectar
-ya como medida de supervivencia-
la bomba que inyecta
rubor a tus mejillas.
El motor que te hace sonreír,
que te da la vida
y que da sentido a la mía.
El amor es pura y meramente
una afirmación darwinista:
sólo el más fuerte sobrevive.
Idealista
Puede que me deje
llevar por mis utopías.
Puede que mis ideales
me arrastren consigo
-a yermos fosos de decepción-.
Puede que no vea mis sueños
como sueños
sino como fechas en mi calendario.
Puede que mi corazón lata
tan fuerte que no sea capaz
de escuchar qué divaga mi mente
y qué pronuncian mis labios.
Y es que sin embargo,
de lo único de lo que estoy seguro
es de que te vivo.
De que te amo.
llevar por mis utopías.
Puede que mis ideales
me arrastren consigo
-a yermos fosos de decepción-.
Puede que no vea mis sueños
como sueños
sino como fechas en mi calendario.
Puede que mi corazón lata
tan fuerte que no sea capaz
de escuchar qué divaga mi mente
y qué pronuncian mis labios.
Y es que sin embargo,
de lo único de lo que estoy seguro
es de que te vivo.
De que te amo.
Requiescant in pace.
Esa sensación en el pecho
de cuando lo inminente
es, si cabe,
aún más vaticinable.
Esas manos hipócritas
que te llevan lejos de mí.
Esa máscara de valores arcaicos
-obsoletos y primitivos, mas indiscutibles-
que afirman que lo que hay
será así por los siglos
de los siglos.
Y es que una parte en mí
se niega.
Y se rompe.
Y cae
y vuelve a caer para levantarse
y seguir luchando
-ya sin armas-
contra lo establecido,
en ese coliseo de vanidades que llamamos
sociedad.
Son los cristianos quienes, esta vez, me echan a los leones.
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