martes, 28 de junio de 2011

Carroñeros de sueños


Los cuervos lo devoraron todo. Bueno, todo lo que quedaba. 
Con sus picos de hierro y estaño desgarraron la débil estructura que mi corazón había construido. Su refugio. Su cueva. Donde se escondía de la realidad. Donde se protegía de ella. Porque en el fondo, le tenía miedo, pavor. Pavor al ver cómo todo lo que había imaginado y dibujado concienzudamente, su mundo ideal se lo estaban comiendo los cuervos. Los cuervos de la realidad, aquello de lo que él, ya moribundo y agotado huía desesperadamente. Porque no quería mas dolor, ese sentimiento tan real.
Los cuervos de la realidad lo devoraron todo.  Absolutamente todo.

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